Caso Karen by José Ángel Mañas

Caso Karen by José Ángel Mañas

autor:José Ángel Mañas [Mañas, José Ángel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2005-03-19T00:00:00+00:00


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«¿Y quién no lo ha hecho?», repuso Tino con tristeza. «Se ha debido de acostar con medio Madrid. Ella pensaba que dominaba al mundo cuando no era más que una marioneta sofisticada enredada entre tanto hilo. Se olvidaba de que una persona es más compleja y menos manipulable que un personaje. Y luego te podía telefonear veinte veces por día. O más, si no le hacías caso. Era muy agobiante, cuando se ponía, y al final tuve que hacerme una escapada a París», dijo. «Y a mi vuelta me llamó, más normal, aunque ya empezaba con eso de que iba a suicidarse. Pero yo había tenido una novia parisina que me salía con lo mismo, y había llegado a la conclusión de que los suicidas que avisan no suelen ser los que se comen todas las pastillas del bote. Se lo dije, y no volvió a repetir el numerito. Cuando nos llamábamos, ya después, me hablaba de cómo iba negociando con la editorial, de las fiestas, de gente que iba conociendo, de sus problemas con Daniel y Ferrater. Pero con mucha naturalidad, sin dramas. Y cuando ganó el premio, me alegré muchísimo por ella; aunque no esperaba que la afectara así, al menos en lo literario. Con todas esas colaboraciones en prensa había ido desarrollando un oficio de periodista que corría el riesgo de ahogar al verdadero escritor. En mi opinión, se estaba interesando demasiado por la realidad. Y empezaba a escribir para los “guays”, los modernillos, toda esa gente medio alternativa y muy “in” que frecuentaba y que le aplaudía todo lo que hacía… Su primera novela era todavía muy fresca y al mismo tiempo muy trabajada. Pero después no quiso que nadie la ayudara, y así ha salido El mundo de K. Es demasiado autobiográfica y excesivamente caótica: ha querido meter todas sus experiencias de estos últimos años y atrapar el Zeit-geist, el espíritu de los tiempos», aclaró, viendo la cara de Pacheco. «Que igual lo ha conseguido, no digo que no, pero a expensas del arte. Los de Espasa tienen a la imprenta trabajando a toda pastilla: quieren distribuirla cuanto antes, para que esté en los puntos de venta la próxima semana. A vosotros os puede interesar, porque ha metido su vida entera. Casi ni se ha molestado en cambiar los nombres…». «Llevamos unos días intentando localizar a Alfonso Velasco y no contesta al teléfono. ¿Tú lo conocías?». «Nos hemos cruzado alguna vez. Es un realizador de gore, no sé mucho más. Francamente, no puedo decir nada que no os pueda contar cualquiera que la haya frecuentado un poco…». Duarte, en eso, alzó la vista: «Tú estuviste en la fiesta del domingo, ¿verdad?». «Claro. Karen daba fiestas muy majas, sí…». «¿Y con quién anduviste?». «Ya sabéis cómo son estas fiestas. Con todos y con ninguno». «¿Y a ella, cómo la encontraste de ánimo?», Pacheco se había apoyado sobre el alféizar y echaba una ojeada distraída fuera. «Pues bien. Pero casi no hablamos… Andaba muy liada. Iba de unos a otros».



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